¡¡¡EL REY ESTA DESNUDO!!! O COMO CONTECTAR CON LA REALIDAD, SINTIENDO
En el curso de Arte Zahorí que hice en Vigo el fin de semana del 18 y 19 de Enero, nos juntamos un grupo estupendo compartiendo sensaciones y experiencias.
La polémica apareció al
llegar a las redes geobiológicas.
Mi práctica me demuestra que
las redes no son tales, sino que aparecen al enfocar nuestra atención en dos
flujos que recorren la Tierra de Norte a Sur y de Este a Oeste.
Hay un método sencillo de
hacer para sentir esa circulación en el propio cuerpo:
Sacudimos las manos para
llevar la sangre a ellas, en medicina china se considera que la energía, el
Chi, y la sangre corren parejos, al aumentar el flujo de una aumenta la
intensidad de la otra y nos es más fácil percibir.
A continuación detectamos la red Hartmann, tal
como lo hacemos habitualmente; marcamos el ancho de una de sus paredes, la
Norte-Sur por ejemplo, y nos situamos dentro de ella paralelos a sus lados.
Relajamos el cuerpo, y
podremos sentir como la
mano Norte se “carga”, la sensación puede variar entre calor,
densidad, etc.
Lo importante es percibir
una variación en las sensaciones entre las dos manos.
Podemos cambiar nuestra
dirección, si la mano derecha estaba a Norte, ahora será la izquierda, para ver
si en la nueva posición la otra mano registra una variación similar de
percepción.
Seguramente se notará que la
mano izquierda es ahora la que se satura, y que la derecha se descarga.
Esta sensación se produce
porque la mano que está al Norte, recibe la intensidad del flujo que
supuestamente circula por la Hartmann, mientras que la otra está resguardada
por el cuerpo, recibiendo menos influjo.
Hasta aquí todo según la
teoría ortodoxa: las redes poseen un flujo interno que va de Norte a Sur y de
Este a Oeste.
El problema surge cuando
salgo de la red y mantengo mi orientación, continuo sintiendo con la misma
intensidad el flujo, esta en cualquier lugar al que me dirija. Puedo caminar,
todo el tiempo que quiera, manteniendo una mano a Norte, que seguiré sintiendo
como mi mano se satura todo el rato.
Esto me lleva a cuestionarme
que la fuerza de la red, sea realmente de ella.
Considero que lo que se
produce es una ilusión al enfocar nuestra atención en el flujo, parecido a lo
que ocurre cuando fijamos la vista en una cascada, hay un segmento de agua que
parece inmóvil mientras no apartemos nuestra atención.
Lo que pasa es que si hay
diez personas observando la cascada, las diez tendrán una visión particular de
que segmento de agua es el que se ha detenido, será prácticamente imposible
hallar un consenso sobre la ubicación de esa agua “quieta”.
Con las redes considero que
ocurre lo mismo, enfocamos la atención en el flujo, y lo “detenemos” en una
“red”, la cuestión es que si otro prospector se enfoca en el flujo, obtendrá
otra red, y así pasa con todos los prospectores que traten de detectar la red,
por lo general no hay un consenso.
En la misma línea, podemos
añadir lo que nos ha ocurrido prácticamente a todos en algún momento: al
intentar detectar una red, esta “se mueve”, dependiendo no de quien la
prospecte, sino de como sostengo mi enfoque.
Marcar una red en el flujo
de la Tierra, es el equivalente a situar unas estacas en la playa cuando viene
una ola, y ver la estela que dejan, si movemos las estacas, las estelas varían.
Según este planteamiento,
basado en el sentir, razono que representa tratar de armonizar esta “ola”
haciendo hincapié en las estacas que hemos situado.
Esta percepción de cómo
“estabilizamos” el flujo en la
red Hartman se puede extrapolar perfectamente a las demás
redes: Curry, Peyre, Benker, etc.
Se que en mi libro “Arte
Zahorí: Geobiología Consciente” aparece un capítulo dedicado a las redes, pero
la experiencia me lleva a replantearme las creencias y a contrastarlas con lo
que me dice el cuerpo a través de la percepción, es decir, con la realidad que
percibo, no con la que pienso o creo como un dogma.
Cualquiera que, de verdad,
se adentre en el mundo del sentir, no le quedará más remedio que aceptar la
evidencia que le ofrece su cuerpo.
La pregunta que aparece
ahora es la siguiente: siendo las redes un reflejo de un flujo universal, ¿es
necesario armonizarlas?
Es como si alguien se
plantea armonizar el flujo que entendemos por “fuerza de la Gravedad”.
Si la red es demasiado
intensa o nociva, seguramente se debe al exceso de electricidad del ambiente, o
a otros factores contaminantes, no a la red en si, ya que es una expresión de
esa energía general.
El flujo universal que genera la Tierra, junto
con la fuerza de la gravedad, es una fuente de nutrición, nos sostiene a todos,
a nuestra realidad.
Este artículo esta basado en
un capítulo de mi próximo libro: “Arte Zahorí: Lugares de Poder”
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