viernes, octubre 20, 2006

Liberar el Espíritu.







Recien llegado de Jordania os escribo.
Estuve en el desierto, volví a Petra, un lugar maravilloso que te conecta con la inmensidad, en el que te sientes sostenido por la Tierra y cubierto por el Cielo.
En la cima del monte Hor, una mezquita blanca marca la tumba de Aroon, el hermano de Moises.
Hicimos un camino de 10 horas en burro entre ida y vuelta, subiendo por escaleras talladas en roca, sorteando precipicios, atravesando pedregales.
Es una de las esquinas del mundo, en el limite del desierto, en el limite del macizo de Petra, en el limite del mundo...

Además Petra me tenia reservado un regalo: en la visita al monasterio, un templo excavado en la roca de unos 50mts de alto.
Nada más llegar delante vi un muchacho paseando por la cornisa desafiando al vacio, arriba del todo y saltando de un cuerpo del templo a otro, una distancia de unos 3 o 4 mts, al mismo tiempo dentro del templo empezarón a tocar la flauta, ¡ eso es sincronia !
Casi nadie vio ese salto.
Luego el beduino bajaba por un precipicio como tu o yo podemos pasear por la calle, sin más esfuerzo ni preocupación!
Tanto es así que no sentí aprensión ninguna cuando le veia trotar y saltar por esos quebrados.
Luego nos cruzamos, en el llano... era un principe.

En Petra aprendemos a liberar el espíritu, abrazados por la madre Tierra, en medio de crestas de roca, precipicios y cielos de ensueño nos hermanamos con las aves, volando hasta el horizonte.

El beduino me mostró con su gesto que el enfoque determina la percepción del mundo.

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